LA ESPECIE

Somos Homo escapensis que, en castellano actual, sería homo escapense. Sin embargo, un pobre intento de latín siempre mola más. Total, que con el sufijo -ensis (o -ense para los que se resistan a abandonar la modernidad), nos hacemos pobladores del escape, omnipresentes en cualquiera que sea el lugar con una puerta cerrada pero no, incluso imaginaria.

La interesante historia de nuestro origen la completa un ligero parentesco con el Homo capensis que, dicen, obviamente sin ningún rigor científico y con todo el rigor conspiranoico, tenía una testa grande donde almacenar una ingente cantidad de masa cerebral concentrada, y claro, así salimos nosotros, que tenemos que sublimarla a base de enigmas y obligaciones lógicas, mecánicas y laterales, con el yugo del tiempo que nos estresa pero también nos pone.

Con toda esta adaptación y demás verborrea científica, resulta que somos el siguiente eslabón en la evolución de los homínidos, y eso, señores, es una responsabilidad.